Reseña de "Orbital", de Samantha Harvey

"Girando en torno a la Tierra en su nave espacial se sienten tan unidos, y tan solos, que incluso sus pensamientos, sus mitologías íntimas, confluyen a veces. Tienen de vez en cuando los mismos sueños. Sueñan con fractales y esferas azules, y con rostros conocidos abismados en la oscuridad, y con el negro brillante y energético del espacio que azota sus sentidos. El espacio en crudo es una pantera, indómita y primaria; en sus sueños se les aparece merodeando por sus aposentos".

La editorial Anagrama publica en España "Orbital", en edición en tapa blanda, de 200 páginas, por 17,95€. También está disponible para descargar para Kindle, por 10,44€.​

Samantha Harvey (Kent, 1975) es una novelista británica reconocida por su prosa lírica y profunda exploración de la psique humana. Ha ganado varios premios literarios, incluido el prestigioso premio Booker 2024 por su novela Orbital, que ahora se edita en España.

Harvey creció en Ditton, Kent, y tras la separación de sus padres, vivió en diversas ciudades, incluidas York, Sheffield y Japón. Estudió filosofía en la Universidad de York y la Universidad de Sheffield, y completó un máster en escritura creativa y un doctorado en la Universidad Bath Spa.


Su primera novela, The Wilderness (2009), aborda la enfermedad de Alzheimer desde la perspectiva de un hombre cuya prosa se desintegra debido a la progresión de la enfermedad. En Todo es canción (2012), explora el deber moral y las tensiones familiares. Su tercera novela, Querido ladrón (2014), se presenta como una larga carta sobre un triángulo amoroso, mientras que The Western Wind (2018), ambientada en el siglo XV, narra la vida de un sacerdote en Somerset.

En Un malestar indefinido (2019), su único libro de no ficción, aborda su experiencia con el insomnio. Además de su carrera literaria, escribe para medios como The Guardian y The New York Times y da clases de escritura creativa en la Universidad de Bath Spa.

Sinopsis de "Orbital", una propuesta diferente

Orbital, la quinta novela de Samantha Harvey, es una reflexión profunda y metafísica sobre la humanidad, la belleza y la esperanza, contada a través de las experiencias de seis astronautas que orbitan la Tierra en la Estación Espacial Internacional.

La novela no solo describe las responsabilidades y tareas oficiales de los astronautas a bordo de la nave espacial, sino que también explora sus pensamientos sobre la humanidad y el planeta, abordando cuestiones como la existencia y naturaleza de Dios, el propósito de la vida y nuevas amenazas existenciales como el cambio climático. En ciertos momentos, la obra cambia brevemente de perspectiva para incorporar relatos de un extraterrestre, un robot y un ser humano prehistórico navegando por el mar. Cada capítulo se enfoca en una sola órbita de 90 minutos alrededor de la Tierra, con un total de 16 órbitas en 24 horas.

Crítica de "Orbital", viaje al espacio

Una novela que literalmente lleva al lector a las estrellas, pero sin necesidad de un cohete, sólo con un par de buenas órbitas narrativas. Es como flotar en el espacio, mirando la Tierra, pero sin sentirse solo, sino profundamente conectado con el destino de la humanidad. No es un viaje de descubrimiento espacial al estilo de 2001: Odisea en el espacio, sino más bien un paseo filosófico a través de 16 órbitas, en las que cada vuelta deja un poco más mareado, no solo por la gravedad, sino por las preguntas existenciales que Harvey plantea.

La autora, con su mirada aguda y su prosa ligera como la gravedad en la estación espacial, se adentra en el espacio y la mente humana con un estilo que oscila entre lo lírico y lo reflexivo. La novela podría parecer, en principio, que es solo un montón de astronautas contemplando su reflejo en el cristal de la nave, pero de repente, lanza preguntas sobre la existencia de Dios, el cambio climático y si el universo tiene un propósito, todo mientras los astronautas flotan tranquilamente, como si su mayor preocupación fuera qué microbio mutó esta vez en su laboratorio.

A través de giros de perspectiva que hacen sentir como un satélite en órbita, Harvey no teme hacer que sus personajes se cuestionen lo más profundo del ser, mientras monitorean el crecimiento de un repollo. El espacio exterior nunca fue tan introspectivo. Y lo mejor es que, mientras todo eso sucede, la novela también transmite una sensación de colectividad, como una tripulación que comparte no sólo el aire reciclado, sino también las preguntas universales que flotan entre ellos, igual que los sacos de dormir.

Orbital es, en resumen, una travesía literaria a través de las estrellas que invita a pensar sobre el mundo, el universo y las posibles respuestas a la eterna pregunta de "¿qué sentido tiene todo esto?". Quien decida leerla debe preparar la mente para ver la Tierra con ojos nuevos y, tal vez, empezar a preguntarse si el café en el espacio también sabe a vacío existencial.

Reseña de "La asistenta te vigila", de Freida McFadden

La neoyorquina Freida McFadden se graduó en la Universidad de Harvard. Hoy en día, reparte su tiempo entre ejercer la medicina en el área de Boston y escribir bestsellers internacionales como si fuera lo más normal del mundo. ¿Doctora de día y escritora estrella de noche? Una verdadera mujer del Renacimiento.

En 2013, McFadden se aventuró en el mundo literario autopublicando su primer libro a través de Amazon KDP. Pero el verdadero bombazo llegó en 2022 con La asistenta, un libro que conquistó al público internacional. Ahora va directo a la gran pantalla. Lionsgate produce la adaptación cinematográfica con Rebecca Sonnenshine a cargo del guion y los pesos pesados Todd Lieberman y Alex Young, de Hidden Pictures, como productores. El elenco promete ser de lujo: Sydney Sweeney como Millie, Amanda Seyfried como Nina, Brandon Sklenar como Andrew, Michele Morrone como Enzo y, como toque final, Paul Feig en la silla del director. ¿El rodaje? Comienza en enero de 2025. ¿El estreno? Prepárate para un regalo navideño, porque La doncella llegará a los cines el 25 de diciembre de 2025. 

La editorial Suma publica en España "La asistenta te vigila", en edición en tapa blanda, de 368 páginas, por 19,85€. También está disponible para descargar para Kindle, por 9,49€.​

Argumento de "La asistenta te vigila"

Tercera entrega de la serie que comenzó con "La asistenta" y continuó con "El secreto de la asistenta". La acción transcurre más de diez años después de la anterior. Ahora, Millie y Enzo están casados ​​y tienen dos hijos, Ada de 11 años y Nico de 9 años. Acaban de comprar una casa en Long Island que apenas pueden permitirse, pero tienen escaleras, un patio y espacio por primera vez. Millie se ha convertido en trabajadora social, mientras que Enzo ejerce como paisajista.

Al otro lado de la calle vive Suzette Lowell, hermosa, rica y horrible. Coquetea con Enzo descaradamente y menosprecia a Millie. Su esposo Jonathan no es exactamente un gran hombre, por lo que ha debido casarse con él por dinero. Al lado de Suzette vive Janice, una mujer mayor malhumorada y prejuiciosa que tiene un retoño de la misma edad que Nico. Suzette invita a Millie y a la familia a una cena incómoda, y tiene su propia empleada doméstica, Marta, a quien Millie ha notado observándola. Enzo la contrata para que también limpie su casa.

Para sorpresa de Millie, Enzo empieza a pasar demasiado tiempo al otro lado de la calle con Suzette. Cuando acude a la casa de ésta para buscar a su marido, descubre el cadáver de Jonathan en el suelo, con la garganta cortada.

Reseña de "La asistenta te vigila"

Para quienes no hayan leído La asistenta o El secreto de la asistenta, la pregunta es inevitable: ¿se puede disfrutar este libro sin conocer los anteriores? La respuesta es un "sí" algo tímido. Es técnicamente posible, pero no lo recomiendo. La experiencia mejora muchísimo si se ha acompañado a los personajes desde el principio. Sin el contexto de las entregas anteriores, los matices de la trama y los giros no tendrán el mismo impacto.

El salto temporal del principio funciona bien para mostrar cuánto han cambiado los personajes y cómo han evolucionado sus vidas. Millie y Enzo, la pareja protagonista, aparecen retratados como una unidad sólida y entrañable, cuya dinámica familiar aporta calidez a la historia.

Sin embargo, el primer acto puede parecer algo pesado. Hay mucho tiempo dedicado a reintroducir a los personajes y a presentar a los nuevos. Aunque necesario, este ritmo pausado puede resultar frustrante para quienes esperan la acción trepidante característica de la saga. Eso sí, las descripciones de algunos personajes logran provocar fuertes emociones: habrá quienes deseen "sacudir" a ciertos individuos con sus propias manos.

Cuando la historia finalmente acelera, lo hace a lo grande. Como ya es costumbre en la saga, los giros y las sorpresas llegan en cascada, dejando al lector en una montaña rusa emocional. La tensión crece, los secretos salen a la luz y los personajes se enfrentan a dilemas que los ponen al límite.

A pesar de esto, algunos giros son algo predecibles, especialmente para los lectores fieles que han aprendido a anticipar las jugadas más típicas de la autora. Esto no significa que la experiencia pierda calidad; al contrario, sigue siendo un viaje emocionante.

El desenlace del libro mantiene el espíritu de la saga, con ese clímax cargado de tensión y revelaciones que uno espera. En conclusión la tercera entrega no alcanza las alturas vertiginosas de los dos primeros libros. Donde aquellos ofrecían fuegos artificiales en cada capítulo, este es más discreto, como una vela aromática que, aunque agradable, no llena la habitación de luz ni de ruido.

La asistenta te vigila es un thriller sólido que, aunque no convence tanto como sus predecesores, cierra con dignidad una saga que ha mantenido a miles de lectores en vilo. Es una lectura imprescindible para quienes han seguido a Millie y Enzo desde el principio y un viaje entretenido para quienes busquen un thriller bien ejecutado.

Reseña de "La isla de la mujer dormida", de Arturo Pérez-Reverte

Si La isla de la mujer dormida fuera un barco, sería uno de esos que zarpan con fanfarria y terminan encallando a los pocos metros. Arturo Pérez-Reverte nos entrega una novela que promete mares de aventuras, pasión y espionaje, pero lo único que logra es dejarnos mareados de tanto lugar común y personajes tan planos como una balsa de goma.

La editorial Alfaguara publica en España "La isla de la mujer dormida", en edición en tapa dura, de 416 páginas, por 21,75€. También está disponible para descargar para Kindle, por 12,34€.​

Un triángulo amoroso más aburrido que un cabo suelto

La trama gira en torno a Miguel Jordán Kyriazis, un marino mercante que más que un héroe parece un cliché con patas. Es el típico protagonista revertiano, un hombre solitario, noble y atormentado, pero tan predecible que hasta el viento en alta mar podría anticipar sus decisiones. Miguel se ve envuelto en un triángulo amoroso con el barón Katelios, un personaje tan carismático como una boya oxidada, y su esposa, que intenta ser una femme fatale pero termina pareciendo más bien una mujer fatalmente aburrida.

El romance entre Miguel y la esposa del barón se desarrolla tan rápido y de manera tan forzada que uno podría pensar que estaban compitiendo en los 100 metros libres del mar Egeo. La química entre ellos tiene menos chispa que un encendedor mojado, y las escenas de pasión no consiguen encender ni una cerilla.

El mar Egeo: de protagonista a postal turística

Arturo Pérez-Reverte es conocido por su amor por el mar, y aquí lo convierte en un protagonista más. Pero el problema es que ese mar tan omnipresente no es más que un decorado vacío, una excusa para rellenar páginas con descripciones de atardeceres y tormentas que parecen sacadas de una guía de Lonely Planet. Sí, el Egeo es bonito, pero después de la enésima metáfora sobre las olas y los cielos de plomo, uno empieza a preguntarse si el autor se quedó sin historia y decidió estirar el texto con poesía marina de segunda.

Acción… ¿o tutorial de maniobras náuticas?

Las escenas de acción, centradas en los ataques de la torpedera, tienen el ritmo frenado por una obsesión casi maniática por detallar cada orden que se da a bordo. Es como si Arturo Pérez-Reverte quisiera enseñarnos a pilotar un barco en lugar de contarnos una historia emocionante. En lugar de sentir la tensión de una misión suicida, acabamos leyendo listas interminables de maniobras que convierten lo que debería ser adrenalina en puro tedio.

Es cierto que Pérez-Reverte sabe ambientar una novela, y La isla de la mujer dormida no es la excepción. Las descripciones del Egeo, Estambul y la pequeña isla donde transcurre gran parte de la historia están bien logradas. Pero, como dice el dicho, el paisaje no hace al marinero. Una buena ambientación no basta para rescatar una trama sin rumbo ni personajes incapaces de mantener el interés del lector.

El principal problema de La isla de la mujer dormida es que parece un refrito de las novelas anteriores de Arturo Pérez-Reverte, pero sin la frescura ni la chispa que caracterizan a sus mejores obras. El autor se limita a tirar de su manual de personajes solitarios y paisajes exóticos, pero no consigue darles la profundidad o el magnetismo necesarios para que funcionen. Es como si Pérez-Reverte hubiera estado navegando con el piloto automático, confiando en su fama para mantener el barco a flote.

Conclusión: Una novela que se queda dormida

La isla de la mujer dormida promete una aventura épica de amor, guerra y marinería, pero lo que entrega es una historia aburrida, predecible y empantanada en su propio exceso de solemnidad. Si esta novela fuera una isla, no sería un paraíso del Egeo, sino una roca desierta donde no pasa absolutamente nada.

Reverte, querido, a veces incluso los más veteranos necesitan un poco de viento fresco en las velas. Porque esta vez, más que una novela, nos has dado un naufragio literario.

Reseña de "El niño que perdió la guerra", de Julia Navarro: Una novela que te desarma (a ratos)

Julia Navarro regresa al campo de batalla literario con El niño que perdió la guerra, una novela que, más que perder la guerra, parece haber ganado unas cuantas peleas con su agilidad narrativa y su ambición histórica. Eso sí, como cualquier soldado, a veces pisa una mina: las obviedades.

La editorial Plaza & Janes publica en España "El niño que perdió la guerra", en edición en tapa dura, de 640 páginas, por 23,65€. También está disponible para descargar en versión para descargar para Kindle, por 12,34€.​

Una trama con más frentes abiertos que la Segunda Guerra Mundial

Navarro nos lleva de las trincheras de la Guerra Civil Española a los gélidos páramos del Gulag soviético, pasando por los despachos de Stalin y las caricaturas republicanas. Todo esto mientras seguimos las desventuras de Pablo, un niño cuya vida es un cruce constante de fronteras, destinos y dictadores con muy mala leche.

La novela comienza con un guiño elegante a Anna Ajmátova, cuya poesía abre la puerta a la historia de Anya, una madre adoptiva que pasa más penalidades que un republicano en un campo de trabajo. Con ella y su esposo, el comandante Borís Petrov, el pequeño Pablo se embarca en una odisea existencial que plantea la gran pregunta: ¿Quién soy? ¿Un huérfano español? ¿Un soviético accidental? ¿Un personaje que Navarro usa para ilustrar la crueldad de dos dictaduras? ¡Quién sabe! Pero lo que está claro es que Pablo no es un niño, sino un símbolo con patas.

Libertad, tiranía y una pizca de drama de sobremesa

El gran tema de la novela es la libertad, pero desde su antítesis: cárceles, Gulags y dictaduras que no te dejan ni respirar sin pedir permiso. A través de las más de seiscientas páginas, Navarro teje historias que, aunque interesantes, a veces parecen querer golpearte en la cabeza con su mensaje. Porque sí, ya entendimos que Stalin era malo y Franco también; no hacía falta subrayarlo con fosforito en cada capítulo.

Eso no quita que la autora maneje el drama humano con maestría. Desde las diferencias maritales entre Clotilde y su esposo, hasta los dilemas éticos de Anya, Navarro sabe cómo mantenerte leyendo, aunque a veces te dé la sensación de estar en una clase de historia donde el profesor no quiere dejar nada fuera del temario.

¿Obviedades o subrayados? La eterna guerra del lector

El defecto principal de El niño que perdió la guerra es su tendencia a explicarlo todo como si el lector se hubiese dormido en las primeras páginas. Las reflexiones que deberían ser sutiles se convierten, en ocasiones, en pancartas que gritan: "Mira qué importante es este tema". A esto se suman algunas escenas en las que los personajes parecen más interesados en exponer el contexto histórico que en tener conversaciones naturales.

Eso sí, no se puede negar que Navarro hace sus deberes. La novela está tan bien documentada que podrías usarla como manual de referencia para escribir un ensayo sobre el siglo XX. Pero, como suele pasar en este tipo de novelas históricas, el equilibrio entre contar una historia y dar una clase magistral a veces se inclina hacia lo segundo.

¿Vale la pena?

Claro que sí, aunque con matices. El niño que perdió la guerra es como una ópera trágica: a veces exagera, pero siempre emociona. Las subtramas, los personajes complejos y el impresionante contexto histórico hacen que la novela merezca la pena, aunque te encuentres releyendo ciertos pasajes con una ceja levantada, pensando: "Esto ya me lo habían contado, ¿no?"

Así que, si te gustan los dramas históricos con algo de "intensidad pedagógica", esta novela será tu campo de juego. Y si no, al menos aprenderás algo de historia mientras acompañas a Pablo en su búsqueda de identidad, entre dictadores bigotudos y tragedias familiares. Porque al final, El niño que perdió la guerra no es solo una novela; es un recordatorio de que la libertad, aunque a veces te la expliquen demasiado, siempre vale la pena luchar por ella.